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-4S- das las Reformas, que hay en el día de Observantes, Claustrales, Descalzos y Capuchinos, y por el mon– te, repartidos del mismo modo, a más o menos distan– cia del Santo Patriarca, y lo mismo fuera del monte por las inmediatas vegas y llanuras; otros eran sepa– rados del monte del mismo modo de todas las Refor– mas, aunque estos eran muy pocos, respecto a los muchos que ocupaban el monte y su faldas orbicular– mente. De todo se le dió la inteligencia siguiente: Los más inmediatos al Santo Patriarca, eran los que más lo imitaban en la observancia de la seráfica y evan– gélica Regl a; los que algo separados, no tanto; y los demás separados por el monte eran los que sólo se contentaban con la vida común, y los que estaban fuera de las faldas del monte por los llanos y vegas inmediatas sin perder de vista al monte, eran los ti– bios; los que se alejaban más y lo perdían de vista, los relajados. Y en todas estas clases había frailes de todas las Reformas, por lo que no se le dió a enten– der cuál de ellas era la más perfecta y querida de N. P. S. Francisco. Y así se le dió a entender que los más queridos y perfectos eran los que guardaban con más pureza su Regla y Constituciones, fuesen de la Reforma que fuesen; y que en cuanto al cuer– po de las Reformas, todas y cada una tienen igual graduación en la estimación de N. P. S. Francisco, corno recibidas en el gremio de la Santa Iglesia y aprobadas por los Sumos Pontífices. También se le dió a entender al P. Diego que la variedad de hábitos y colores de unas reformas con otras no era signo de más o menos perfección, pero sí una alta providencia de Dios, para que en– tre sí se conociesen, y los fieles los distinguiesen y pudiesen sin confusión socorrerlos con limosnas, cuando todas y cada una subsisten sin rentas y

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