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-657- al asunto y mandó tomar en consideración los méri– tos de la Junta de censores, creada por el Inquisidor General, proponiéndolos al Ministro de Gracia y Justicia, Caballero, para una recompensa. (1) Sobrevino la muerte del Beato Diego, y la Inqui– sición mandó al P. Provincial de los Capuchinos de Andalucía recoger y remitir a Madrid los papeles del Siet vo de Dios, referentes al asunto de la delación y proceso. Defensa del P. Jerónimo de Cabra.-Debemos consignar para honra de la Provincia de Andalucía, que no dejó solo a su benemérito hij o, el Beato Die– go José de Cádiz, antes bien se puso a su lado, arrostrando todas las consecuencias, con el M. R. P. Provincial Fr. Jerónimo de Cabra, eximio teólogo y filósofo, autor de varias obras filosóficas, que, no sólo ayudó al Beato Diego a hacer su defensa, sino que escribió otra completísima, que se guarda en el Archivo Histórico Nacional. (3). La inesperada muerte del Beato Diego obligó a los inquisidores a dejar el proceso como estaba , es · cribiendo en los legajos e5ta frase: Sin soluc.ón . No la tenia, a menos que quedaran comprometidísi– mos, tratando de imponer doctrinas erróneas y heré– ticas. Mas , al cabo de más de un siglo, ha permitido Dios que se encuentre el proceso, para que se haga justici a histórica y caela uno quede en su lugar. Si el proceso hubiera de sustanciarse ante un tribunal de teólogos modernos, del ator, censores y jueces ha– brían de bajar al banquillo, vistiendo coroza, y pasar del banquillo al tribunal el Beato Diego José de Cádiz . (1) !bid. Mir.utas al dorso del informe anteri0r. (2J !bid . . (3) Archivo Histórico Nacional. Sec. de Inqui sición, leg. 4450.

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