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-<O- ·signe misionero dirigió sus primeros pasos mientras estuvo en Cádiz. (1) El Febronio. - Júzguese, pues, cual seria el asombro de nuestro Beato Diego, entregado por completo a Dios, cuando poco a poco se fué dando ·cuenta de la realidad. Los ministros de Carlos III habían entrado en la conjura del filosofismo para acabar con la Ig lesia. El plan regalista era hacer a los Obispos independientes de Roma, entregar a la Igl esia de España, atada, a lc,s Reyes, convirtiéndo– la en oficina del Estado, y entrar a saco en los bie– nes eclesiásticos a título desamortización. El primer paso había de ser la expulsión de los jesuitas (1767) al que se seguiría todo lo demás. El Korán de los regalistas eran el libro De Sfatu Ecclesiae de Fe– bronio, la Tentativa Theológica de Pereira y el Juicio Imparcial que publi có Campomanes en 1769 contra el Monitorio de Parma. El regalismo, lo que después se ll amó liberalismo y degeneró en el soci alismo y el sindi calismo anár- (1) CI V. P. Miguel de Benaor az fué uno de los apóstoles de la Divina Pastora. El Beato Diego predi– có su oración fúnebre , que es una acabada biografía del célebre Mis io nero: «El Labrador Evangélico siem ·,re en sus tareas infa– tigable. Sermón fúnebre que en las solemnPs exequins que en la villa de Benaocaz celebrnron algunos particu– lares, afectos y parientes de su nmado compatriota el V. P. Fr. Miguel de Benaocaz, Misionero Arostólico del Orden de Menores Capuchinos de N. P. S . Fran– dsco de In Provincia de Andalucia, el día 21 de junio de 1?69 dijo el P. Fr. Ciego José de Cádiz, predica– doraefmismo Orden, quién con tocio rorazón lo ofrece dedica y consagra a Marín Santísima Ntrn . Señora , ve– nerada en su peregrina imagen del tiernísimo título y traje de Pastora, que acostumbraba a llevar en sus mi– siones el V. difuntn. - Obra póstuma .-Madrid, 1823. – lmp. de D. Fermín Villalpando. »

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