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-613- anterior amargura. En cuanto a darse a la vida con– templativa , abandonando la activa, le respondió al P. Alcober, diciéndole que era imposible emprender el camino a Granada. «Cuando vino la carta de mi R . P. Provincial sobre mi viaje a esa, me hallaba en la temporada de no poder trabajar en mi tarea de pluma , por la calenturilla. Me había dado algo a la vi – <la interior y a leer algún rato que podía al P . Escara– melli, y, en efecto, advertí que mi disipación inte– rior no era tanta; tenia alguna devoción y presencia de Dios, de suerte que ya me parecía que iba a ser un santo. Ya he dado principio a escrib ir, y como esto me lleva la atención, en términos que casi no me de– ja pensar en otra cosa, ha vuelto la antigua habitual falta de devoción sensible. Los asuntos son de obli– gación e indispensables; mas por mi gran dificultad en trabajarlos y en producirme, me llevan toda la atención y me son igualmente de gran mortificación y penalidad. No obstante, no tengo valor ni aun p ,ra pensar en dejarla, ya por lo que usted antes de ahora me tiene dicho, y ya porque estoy creído que es volun– tad de Dios, y camino que se ha dignado señalarme esta insensibilidad, sequedad, desgano y congoja en los ministerios que me ha puesto de predicar, escri– bir, etc., y que por lo mismo debo humillarme y so– meterme a sus acertadisimas disposiciones. La predicación me trae más recogide,, atento y cuidadoso, porque, como la experiencia de muchos años y de lo que usted con mi venerado P. Gonzá– lez me han dicho, me tiene evidenciado que es y ha de ser de Dios, esto me obliga a un continuo clamar– le, purificar mi interior, excitarme a unir mi volun– tad, mi fin y mi deseo con el de Nuestro Señor Je– sucristo en su predicación y para el fin para que la dejó instituida. Cualquiera defecto se me hace en-