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-611 - intenta de mi retiro, es desmedida mi congoja, por la inevitable contrariedad de sentimientos y pensa– mientos que me asaltan, dudas, temores, ansiedades y, alguna vez, desconfianza de mi salvación. Para sosegarme algún tanto, recurro a la sinceridad de mi proceder con usted, a la fiel lealtad con que le he obedecido, hasta con mi entendimiento, pues he desatend ido las inteligencias que he tenido y he vis– to después realizadas en algunas de las representa– ciones que a usted tengo referidas y de que di feren– tes sacerdotes doctos y espirituales y prácticos me han cerciorado; todo, digo, lo he desatendido por seguir el modo de pensar de usted; recurro a la rec– titud, gravedad y verdad que tienen delante de Dios los motivos o causas que me compelen a poner en la consideración de usted los verdaderos incon– venientes para mi establecimiento en Granada, jun– to con el dictamen práctico de mi conciencia, que me dicta no he debido ocultarlos a usted, ni omitir el ponerlos en noticias de mis Prelados, lo que aun no les he manifestado para que mi obediencia fuese más limp ia y su resolución para mí más segura, como a usted le consta; y recurro, en fin, al testimonio de mi conciencia que en esta parte no me arguye de culp , conoci da o de malicia en mi conducta con us– ted, aun en puntos ajenos a la dirección. 1\1\.e ocu– rren en contrario tantas y tales cosas, ya contra usted, ya contra mí, que , en lugar de tranquilizarme, se aprensa más el espíritu, y no me queda más re– curso que clamar a Nuestro Señor Jesucristo con hu– milde resignación: Domine, salva nos, perimus. Impera et fac, Deus, tranquilitatem. No omitiré decir que, al ver en usted, a mi pare– cer, algún retiro de mí, su silencio en las instruc– ciones que le tengo pedidas y que enterE.mente se desentiende de lo que le tengo expuesto sobre esa