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-603- Nuestra Señora he gozado mucho, de suerte que toda la octava me pareció que estaba en el cielo. La víspera de la Virgen, estando rezando Maiti~ nes, se me representó un coro de vírgenes y la Ma– dre de Dios, Nuestra Seíiora, venía enmedio, y me ayudaron a rezar los Maitines; y, acabados, me dijo la Seiiora: «Hija mía, que prediquen penitencia, que le amenaza un castigo a España, y, si no fuera por mi patrocinio, ya el mundo hubiera perecido con una total ruina de fuego o de peste. Pide, hija mía, por España, pide por los sacerdotes. » Mucho me afligió esto que oí y me accident¿, porque se me representó el infierno que les espera y los terribles tormentos que los malos habían de padecer. Me ac– cidenté de muerte; pero cuando volví, me hallé en los brazo~ de la Santísima Virgen, que me daba del néctar de sus pechos, y tomé aliento , de suerte que me hallé fortalecida de tal modo, que no he podido en toda la octava pasar nada, y me hallo con mucha 1 obustez » (1). En una carta a su Director, el P. Francisco de Asís González, ya en plena epidemia, dice: «El día 18 de septiembre se representó Espaíla como un calabozo muy horrendo y hediondo, y con llamas negras, y le dijo la Sefiora: «Hija, España va perdiendo la fe; pide por ella, porque le amenaza una muy grande ruina » (2). Estas visiones siguieron en 1802, después de )' muerto el Beato Diego. En carta al P. Francisco de Asís González, hace nueva relación de su otra visión, (1) Vida de la Hermana Antonia de Jesús, cap. 44 (Nota del Beato Diego al principio de esta carta: «Es muy notable »). (2) Carta de 18 de septiembre de 1801 .

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