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-602- Gonzál ez, pareciéndole hacía mal en ponerlo, por– que oigo una voz que me desinquieta, y me dice: «No, no escribas. >> Pero, Padre mío, por obediencia lo escribo. )) (1) Nuevas visiones vienen a confirmar a las anterio– res, y escribe al Beato Diego J. de Cádiz una nue– va carta: jerez de la Frontera, 8 de agosto de 1799. «Padre mío: Estando en la Iglesia el día 4 de es– te mes, después de comulgar, oí al amado Esposo que me decía: «María, no temas, que con tigo estoy. Ya no puedo sufrir más. Voy a acabar con peste al mundo; no pidas, que no te oiré. )) Vi al Señor con el rostro airado. ¡Ay, Padre mío, qué temor me causó su vista! Pienso que, si su brazo poderoso no me hubiera sostenido , allí hubiera muerto de temor y espanto. Me quedé del susto como muerta. Poco después sentí que mi Santo Angel Custodio me sos– tenía la cabeza, y otro me decía: «María, el Señor que te conforta está contigo. )) ¡Oh, Padre mío, qué será de mí el día de la cuenta, si yo he ofendido a Dios y he recib ido de su mano tantas miseri cordias y beneficios , y sin saber corresponder a ellos! Tiem– blo de la ira; tiemblo de ver aquel Esposo tan eno– jado conmigo)) (2). Las visiones se vuelven a repetir sin interrup– ción, como se vé por esta carta al Beato Diego José de Cádiz: Jerez de la Frontera, 2!:l de agosto de 1799. «Padre mío: En esta octava de la Asunción de (1) Vida de la Hermana María Antonia de Jesús, por el P. Haro. - Cap. 44. (Archivo del Beato Diego. -Sevilla.) (2) !bid. Cap. 44.
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