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-601- Más explícita está aún en la siguiente carta al' Beato Diego J osé de Cádiz: J erez de la Frontera , junio de 1799. «Padre mío: El día 3 de junio, estando mi alma abrazada con el Señor Crucificado, pidiendo por la paz y por la santa Iglesia, como usted me lo manda, me dijo el Señor: «Si quieres que te conceda lo que me pides, dime ¿qué castigo quieres para el mundo? Dímelo tú, esposa mía. ¿Ves cuánto me ofenden los hombres? ¿Quieres tú que no los castigue, y ellos me aborrecen y me ofenden cada vez más y más con todo género de pecados? Mandaré pestes y hambres y acabaré el mundo. » Yo respondí que no, que no quitara a los pecadores la vida hasta estar en su gracia. «Peste general mandaré », dijo el Señor, y esta voz subsiste siempre en la boca del Crucifijo, cuando pido por nosotros, los pecadores. Esto me tiene muy afl igida. Dígame usted, Padre mío, ¿qué haré? He conocido con luz superior que tiene Es– paña mucho peligro de guerras , pero que al fin ha de salir bien España con todas las potencias, y que los franceses han de quedar vencidos. Pero he oído en la comunión que ha de castigar el Señor a Es– paña con muertes repentinas y otros g raves males. Esto lo he oído , y con luz clara y superior lo he conocido, y de esto he tenido una gran pena, que no sé qué hacerme, pues de día y noche vivo con gran· des amarguras en mi corazón, pidiéndole al Señor misericordia y perdón de mis pecados. Hay días que me ha sucedido esto, y no se lo he dicho al Padre entonces extinguida Compañia de Jesús u otra. Santa Teresa de J esús tuvo una visión semejante .-Vida de la Hermana Antonia de Jesús Tirado, por el P. Haro– (inédita). Cap. 44. -Archivo del Beato Diego J. de Cá– diz. - Sevilla.

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