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-38- dan el alma y ayudan a bien morir; y en una y otra ocasión, luego que te acuestes, te rezarás un res– ponso, conforme al consejo de S. Pedro de Alcántara. Para celebrar el tremendo Sacrificio de la Misa, te dispondnís con todo el fervor posible, para lo cua l gastarás todo el tiempo que puedas en s1mtas medi – taciones, para lo que puedes valerte ae lo que trae Molina, de sacerdotes. Ningún día dejarás de cele– brar pudiendo, y siempre precediendo la confesión sacramental; después te detendrás media hora lo me– nos en dar al Señor las debidas gracias, procurando sacar jugo y calor para todo el día. Todas las sema– nas harás los ejercicios de la Madre Antigua, esto, es, los jueves y viernes en la noche. Tu predicación será siempre al alma, aunque sean sermones panegí– ricos; pero en lo que más te has de emplear ha de ser en Misión, predicando en las plazas la doctrina cristiana, los vicios y virtudes y la devoción de Ma– ría S:mtísima Ntra. Señora, a la'l''siempre exhortarás en tales sermones, dedicando todas tus obras y traba– jos a esta dulcísima Madre y remedio de pecadores. Máximas para mi interior gobierno UN SOi.O PE:-,.;SMvl !ENTO. UN SrJLO CUIDAUO. UN SOLO AMOR. Dios HACER su vn1.u:-,.;TAD . E1. FIN P,,HA QUE ME HA CRl,\DO. Didace ATTENDE TIBI - AD QUID VENISTI? QUID DEUS EXIGIT A TE? Audi SI QUIS VULT POST ME VENJRE, ABNEGET SEME– TEPSU!vl, TULLAT CRUCEMSUAM ET SEQUATURME.(1), (1) Reglas o M áximas que escribió de su mano y se

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