BCCCAP000000000000000000000177

-588- calenturas, postrado en una cama? ¡Oh Dios de mi alma! ¡Cómo estarán estas cosas en vuestra divina presencia! ¡Oh cuán enormes son en ella mis peca– dos, que han sido la causa de tan atroz castigo, y que este haya recaído sobre el ino::ente, sobre el santo, sobre nuestro Cristo! Quis talia /ando tem– peret a lacrymis? Yo no sé, hermano de mi alma, lo que con esto me sucede. Perdona si te escandali– zo en mirar con horror tan enorme atentado, y en compadecerme de la infelicidad del que tal hizo. ¡Ah! Melius f'uerat illi si natus non f'uisset. Dios lo perdone y le dé un tan grande espíritu de peniten– cia que baste a expiar un crimen tan e·xecrable. ¿Se– rá esto, hermano mío, andar San Pedro sobre las aguas y darle Nuestro Señor la mano para que no zozobre? » (1) En todo aquel verano siguió preocupado por la suerte de Su Santidad, haciendo continuamente ora– ciones y penitencias por él. El P. Alcober volvió a insistir con terquedad sobre su destino a Granada, no obstante de haberle remitido el Beato la carta del P. Provincial Fr. Bautista de Cabra (2) en que se negaba a trasladarlo a Granada , y no obstante decir– le el Beato que, si era por retiro y abstracción de criaturas, en Ronda vivía aún más retirado que en un convento, pues estaba allí como en una Tebaida; y por si este disgusto era poco, una Real Orden quitó a los Capuchinos la franquicia postal de que hasta entonces gozaban, poniéndolo en gravísimo aprieto, porque no le era posible pagar el sinnúmero de car– tes que recibía y tenía que contestar forzosamente. Tuvo, pues, que reducir su correspondencia, cortar (!) Cartas interesantes icll P. Francisco de Asís González, 18 de junio de 1799. (2) Ciclrtas de conciencia. Apéndice, pág. 581.

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz