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-585- la doctrina y verdad contraria a la referida proposi– ción; esto es, que si el hombre hubiera permanecido en el estado de la inocencia y conservado la justicia original en la que fué criado, nunca hubiera muerto, ni padecido las miserias que en pena del pecado tra– jo sobre sí y a toda su posteridad, maculada con su culpa. Creyendo, pues, y confesando que Dios crió al hombre inexterminable, y que Su Majestad no hizo la muerte, sino que ésta fué introducida en el mundo por envidia de Lucifer, y que la padece el hombre y le sobrevino por el pecado, no por la naturaleza, y que así constaba todo ello de las Santas Escrituras, Santos Padres, expositores y teólogos, cuyas sen•· tencias propuse; y para que aquella mi denunciada proposición fuese conforme, debía borrarse, según que en el lugar citado se contenía literalmente, y que se sustituyese en él la que sigue: La muerte que pone fin a la vida del hombre, aunque atendida la débil condición de su cuerpo corruptible, se mire como propiedad suya en cierto modo innata; debe, no obstante, creerse como verdad de fe que por un. beneficio especial de su Criador, nunca la hubiera padecido en el modo que ahora la padece, si, conser– vando la justicia original, no hubiera incurrido en el pecado; de este fué pena la muerte•que todos infali • blemente padecemos , y que, junto con las demás miserias de esta vida, heredamos con la culpa de nuestro común y primer padre Adan. » (1) Este es el sentido de la delación que por sí mis– mo hizo al Inquisidor General, retractándose y con– fesando la verdadera doctrina , haciendo una protes- (1) Historia de la vida interior y exterior del Beato . Diego, por el P. Alcober, pág. 287.
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