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-580- En otra carta a su íntimo, el F. Francisco de Asís González, da nuevos pormenores de su Misión de Málaga: «Esta Misión va muy floja, como cosa mía, y todo tan frío que causa náusea. S u Majestad me perdone. Los defensores de las comedias abogaron por ellas; pero ha sido Dios servido de que con lo casi nada que he dicho no hay ya quien vaya a ver– las . ¡Sea Dios bendito!» (1) Refiere después a su amigo la visión anterior, y acaba esta carta, echándose la culpa del que crt>ía poco fruto de la Misión . Esto dice el Beato Diego por humildad, y porque su celo sin límites no se con– tentaba con menos que con la conversión total de la ciudad . No fué pequeña la conversión de una seño– ra protestante, de la secta presbiteriana. Con ella tuvo una larga conferencia el Siervo de Dios, en la que !P. resolvió todas sus dudas y quedó perfecta– mente reducida a la fe católica. El fruto verdaderamente importantísimo de esta Misión lo reconoció el mismo Beato poco tiempo des– pués. Apareciósele Ntro. Sr. Jesucristo a la Her– mana María Antonia, en actitud de destruir a Mála– ga, y le manifestó que con la Misión y su fruto, se había suspendido este castigo. (2) ¿Qué más fruto podía pedir que el desviar la ira divina de la pecado– ra ciudad? (1) Cartas interesantes, 12 de diciembre de 1798. (2) Cartas de conciencia, 11 de enero de 1799.
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