BCCCAP000000000000000000000177

-575- Misión en Andújar.-EI 26 de octubre empezó la Misión de Andújar. Esta debió ser de grandísimo fruto. El asunto de sus sermones era establecer el Jubileo de las Cuarentas Horas, predicar penitencia y convencer al pueblo de la necesidad de desagra– viar al Señor y de pedir por el Sumo Pontífice, víc– tima de la revolución francesa. Llegó a predicar en esta Misión ~6 sermones, y al acabar uno de ellos, Dios lo consoló con la siguiente visión: «En la Mi– sión de Andújar me sucedió-escribe al P. Alcober– que habiendo predicado una tarde con mayor efica– cia y ardor de lo común , porque traté de lo que se hace y dice contra la Santa Iglesia y contra el Sumo Pontífice, confutando estos errores, quedé algo más cansado y falto de fuerzas que en otras oca-,iones. » Le habla Cristo desde el Sagrario. -«Para des- /?'jy cansar me fui a la Iglesia, y en medio de mi habitual disipación pensé como que el Señor desde aquel di- vino Sacramento, me decía: Ven acci, Diego mio, y como que me daba un abrazo. Esto fué instantáneo; se arrasaron los ojos en aguas; quedó el interior de- voto y humillado con facilidad de amar aquella Suma Bondad , y con su habitual disipación, decía con repe- tición: ¡Oh vida de mi alma! A pocos instantes pare- cia que me nacía del corazón el decir a su Majestad: De mifzi animas, coetera talle tibi, Domine, ha– ciendo en sus divinas manos una perfecta renuncia de toda sensible consolación, y pidiéndole no me per– mitiese el volver ya a ofenderle. Cuando con alguna reflexión me acuerdo de lo referido, suelen venir algunas lágrimas a los ojos; pero se pasan presto. No es decible la vergüenza que me cuesta el decir este pensamiento que tuve, el cual me temo que sea efecto de mi soberbia. El Señor me perdone. Lo confirmo con lo siguiente. Estando anoche con la Comunidad en la oración, tan > '

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz