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-573- había ayudado su Santo Angel Custodio, y lo mismo para componer un cilicio que le entregué para que me lo forrase de lienzo .» (1) Desde Jerez, pasando por Morón, se dirigió a Ronda, y el día de la Ascención entró en ejercicios. Allí escribió varias cartas, y en una de ellas pinta su interior: «El interior sigue no sé cómo. El reco– g imiento y soledad es amable, y lo observo cuanto puede. Me es muy repugnante el salir de este rin– cón y que me vean por la calle, a la que sólo salgo en ocasión precisa. La oración es con la sequedad y la distración de siempre. Y a consecuencia de esto es la práctica de las virtudes, de que me hallo dis– tantísimo . ¡Infeliz de mí, que me voy aproximan– do a la muerte, atesorando para entonces las iras del Señor! No obstante, si el amor propio no me en– gaña, me parece que la fe de las divinas verdades y la adhesión a las doctrinas y modos de pensar de la Santa Sede, se halla más firme y arraigada en mi corazón. ¡Qué sé yo si diga que daría mi vi da por la menor ceremonia de las que usa en su rito la San– ta Madre Iglesia. Par lo menos quisiera y deseo de– cir y sentir en esto con el espíritu que lo decía la Beata Madre Santa Teresa de Jesús. (2) La tribula– ción de la Santa Madre Iglesia y la cruel persecu– ción de nuestro Santisimo Padre me aflije mucho; y el considerar la indiferencia que se deja ver en los Príncipes católicos me aflije más, y me temo de nues– tro castigo inevitable . >) (3) Novena en Carrnona.-Pasado el verano, rea- (1) Cartas interesantes del Beato al P. Francisco de Asís González, 18 de mayo de 1798. El cilicio se conserva en la Iglesia de Capuchinos de Sevilla. (2) Cartas de conciencia, 24 de julio de 1798. (3) Cartas de conciencia, 24 de julio de 1798. :n

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