BCCCAP000000000000000000000177

,_ 552 - me encargaron que la encc,mendara a Dios. Hícelo así, se le envió una reliquia de Ntra. Señora, y en mi interior propuse a su Divina Majestad que, si en esto no le desagradaba ni levísimamente, se dignase darme por señal cierta de mi muerte la instantánea sanidad de aquella enferma. En efecto, así ftté, por– que le aplicaron aquella reliquia, se levantó perfec– tamente sana, tanto q11e en aquella tarde salió y fué por sus pies a visitar a su madre. Agrégase a lo dicho que una persona sensata de -esta familia de casa, de 44 años de edad cumplidos, estando recogida en la siesta del referido día 9 y perfectamente despierta, oyó como en el aire de su cuarto un ruido extraño y pavoroso, el que conoció con evidencia que no provenía por causa natural. Es de advertir que en esta casa y familia se oyeron es– tos ruidos extraños antes de suceder la muerte de la hija única de estos señores, y después antes también de morir su padre, marido de esta señora viuda. Todo este pueblo ha hecho tales extremos deroga– tivas, promesas y oraciones, pidiendo a Dios mi vida y salud, que no cabe en ponderación. ¡Dios se lo pa– gue! Me temo si han conseguido que el decreto se revoque o se difiera para más adelante. Para no errar puse desde luego mi voluntad, vida etc., en las sa– cratísimas manos de Nuestro Señor Jesucristo, no queriendo otra cosa de lo que más quiera Su Majes– tad y disponga. » (1) • Errores del P. Alcober. - Estas visiones y el anuncio de su muerte debieron preocupar al P. Al– cober, el cual suponemos que preguntó_ a su vez a S or Gertrudis, a la que tenía como oráculo del cielo. Esta debi ó decirle que el Beato estaba ya en las cumbres de la vía unitiva y los últimos grados de la (1) Cartas de conciencia, 20 de junio de 1797.

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz