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CAPÍTULO XXXVI Honras fúnebres del V. P. Ruiz.- Novena de la Divina Pastora en Sevilla. - Milagro del rayo en Morón. - Visiones. - Enfermedad.- Aparicio– nes de la Santísima Virgen. 1797 Hacía poco tiempo que había muerto en Jerez el V. P. Maestro Ruiz, dominico, uno de los siervos de Dios más célebres de entonces. Encargaron al Beato Diego la oración fúnebre, y, después de documen– tarse con la Hermana Antonia de Jesús Tirado y el P. Francisco de Asís González, salió para Jerez, donde predicó antes en la profesión de su sobrina, religiosa en el convento del Espíri tu Santo. La oración fúnebre del V. P.M. Ruiz es algo que da ya la sensación de la catástrofe que se aproxima . Especialmente las dos m·oralidades son un nuevo y formidable ataque a los errores modernos. Expone la visión de Zacarías y muestra al ángel con la me– dida rebosando. Las culpas que Dios ha de perdo– narnos tienen medida y número determinado, y, cum– plidos este número y medida, viene indefectiblemen– te el castigo. Enumera las plagas sociales que atraen la ira de Dios, y fulmina sobre España esta amena– za : Regnum a gente in gentem transferlur propter injustitias et injurias, contumelias et diversos dolos . Y este otro texto no menos amenazador : 37

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