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-532- ponderable vergüenza que me causaba el presentarme la vista de las gentes, y le pedía misericordia para mí y remedio para todo. Esta repugnancia se dignó su Majestad templarla, haciéndome ver lo que se dignaba obrar en algunos que vivían mal y se mo– vieron a emprender nueva vida, mediante una con– fesión general. De estos llegaron a mí cuatro: una mujer que ha– bía 12 años que no se confesaba, y tres hombres, uno que contaba 9años sin confesar, otro 16, otro 30. ¡Sea Dios glorificado! De estos casos tomaron motivo pa– ra instarme a que fuese de Misión, luego que las fuer– zas lo permitan. El Sr. Obispo estaba de visita en la Isla, donde lo ví y le debí extraordinarias manifesta – ciones de benevolencia y favor, pero nada tratamos determinadamente de Misión. Esta la necesito yo para mí, porque me hallo disipado y hecho un Job de mise– rias. A este fin haré los ejerci cios, Dios mediante, en este Adviento . Estos los tendré aquí, porque no ha– biendo carne en Casares por el invierno, he pedido su licencia al Padre Provincial para permanecer aquí, donde me hacen esta limosna. Deme usted para ello su bendición, y para hacerlo como en todos estos años pasados. » (1) Así terminó el 1795, en el que tanto trabajó y su– frió por la Iglesia y por almas. (1) Cartas de conciencia, 6 de noviembre ele 1795.
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