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- 524 - deslealtad. Si hay algo menos malo, es Dios quien vi– siblemente lo hace. Una intención sana y recta en to– do para la mayor gloria de Dios y para llenar su san– tísima voluntad; una grande indiferencia en los acae– cimientos del tiempo y del ministerio y un poco de cuidado en no perder de vista la causa motiva y fi– nal de esta Misión. Como nada hago interior, y este ansía por algo, sigo con la bagatela de la tercera disciplina diaria, aplicada especialmente a este fin, pues ni me molesta, ni me resulta daño alguno, ni aun levísimo. (Soy un bestia). Ya no sé de quien valerme para que me alcance de Dios una vida inte– rior y verdaderamente santa, y me parece que sin ella no puedo llenar los fines de Dios y mis obliga– ciones . ¡Cuánto le agradezco a mi bendita hermana lo que hace, y cuánto me compadece su padeced Dios le conceda el fruto de mi conversión, la más interesante y necesaria. Dígale usted que yo le ayu– do algo, y que el otro día apliqué por ella la Misa. Su Majestad le asista y le fortalezca y le conceda el fruto abundante que desea. Concluida la Misión de la Coruña el 11 del pasa– do, nos vinimos aquí (El Ferro!) el 12 por mar, des– cansando en casa de un tío mío hasta el 18 que em– pezamos la predicación y continué por 16 días. Tres mañanas prediqué al clero y una al Real Cuerpo de Guardias Marinas. Estos niños o jóvenes están pervertidos hasta un extremo increíble, no sólo en las costumbres, mas también en la religión. Clama– ban sus jefes porque les dijese algo separadamente: hízelo así, y Dios se dignó darme claridad, libertad modesta y caritati va , fuerza, oportunidad y eficacia. No he sabido sus resultas. Sólo he sabido que mu– chos de ellos, juntándose y hablando no sé que, can– taban el Santo Dios así: Santo Dios

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