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-29- tor, que dice: Nema potest duobus donzinis sen·i• re. Porque, a la verdad, alma mía, amar a Dios y a la criatura, con las circunstancias que sabes, es tan imposible, como que ex diametro son opuestos los amores, y se declara por aquello de Cristo: Quae conventio Christi ad Belial? Por esto, cuando Dios llamó a Abrahán, le dijo que saliera de su casa, pa– rentela y de su mismo país o patria, dándole a en– tender que lo quería solo, desembarazado de todo afecto a cosa terrena, aun del amor a los padres, que es tan justo; y al alma santa dice que para ha– blarla al corazón, la ha de llevar antes a la soledad; y así, pues conoces que Dios te dice: Fili, prebe mihi cor tuurn, entrégaselo desembarazado de toda afición terrena, porque Nema vacans Deo impli– cat se negotiis saecularibus. Escucha, en fin, su dulcísima voz que dice: Audi, filia, et vide, et in– clina aurem tuam,- pero con la condición de oblivis– cere populum tuunz et domum patris tui, que, si así lo hicieses, llegarás a ser tan dichosa, que con– cupiscet Rex decorem tuum. Advierte, ¡oh alma! que para ver y hablar a Dios, te has de llegar a él, desnudo de todo mundano afecto y afición terrena; y de esto tienes buen ejemplo que te convenza en Moi– sés, que queriendo subir al monte Oreb a ver aquella maravilla de arder la zarza sin quemarse, llegando cerca a examinar este portento, oyó la voz de Dios, que desde la zarza le decía: Salve calceamentum de pedibus tuis, para darle a entender lo desnudo y libre de afectos y cuidados de la tierra (que es lo que por el calzado se simboliza) había de llegar a hablar con Dios, o a oir la voz del que en la zarza había de hablarle. Esta negación es, alma, tan necesaria, que sin ella no puedes ser discípulo de Cristo. Oyeselo de– cir al mismo Sefíor: · Nisi quis renunciaverit ornni- 5

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