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-505- No está turbado el interior, sí amargo y en prensa. Con estos honores no sé lo que me ha sucedido. Procuré prevenirme con tiempo, dirigiéndolos a Dios, por cuyo amor lo hacen estos devotos . Cuando llegó la hora, me escondí en el cieno asquerosísimo de mis pecados, y desde allí, como un reo refugiado, escon– dido, que acecha lo que pasa en los que le buscan para prenderlo , así me estuve, como quien teme que le descubran y le echen mano. ¡Qué gran cosa es pa– ra estos casos este rinconcito! Lo mismo tal vez ha– cía y hago jesde las llagas de los pies de Ntro. Se– ñor Jesucristo, con la diferencia que aquí me alegro de que recaigan en Su Majestad estos honores, sin que me toquen a mí. Con todo, aun estoy lleno de miedos de mí. Dios me mire con su infinita miseri– cordia. La predicación ha sido muy ardiente y eficaz. No he predicado por las marianas, sino los tres días preci– sos de las rogativas, el aniversario de ánimas y a la Universidad. El movimiento parece que ha sido gran– de. Dios sea bendito. » (1) La Universidad lo nombra Doctor. -«Los ho– nores que le concedió la Universidad d~ Osuna fue– ron de Maestro en Filosofía, Doctor en Medicina, Jurisprudencia, Cánones y Teología, Consiliario perpetuo y honores de Profesor. La alocución que les dirigió está impresa en el tomo V de sus obras. A pesar de que dice el Siervo de Dios que se vió afligidísimo para componerla y que encontraba suma dificultad en el latín, la alocución es un primor, un tejido de textos escriturarios, en un latín flúido y elegante, aunque su humildad le hiciera creer lo contrario. (2) (1) Cartas de conciencia, 1 de marzo de 1794. (2) Allocutio facta a Fratre Didaco Josepho Gadi-
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