BCCCAP000000000000000000000177

-486 - dado sino los datos que nos ofrece el Beato Diego en la siguiente carta: «Recibí en Córdoba la muy apreciable de usted de 30 del pasado, cuando ya em– pezaban a flaquear las fuerzas y resentirse las entra– fias y el estómago de los antiguos males. Estos se agravaron en los últimos días, en términos que, si hubiese durado algunos más la Misión, me parece no hubiera podido concluirla. La acabé el dia 11, que era el que debía terminarse, y el 12 salí para esta, donde luego que llegué me hicieron dej ar el ayuno, la abs– tinencia, y, acordándome de lo que usted me tiene prevenido, no hice resistencia. Sigo en estos térmi– nos, y en los cinco días que llevo de estar aquí, re– conozco alguna mejoría, a Dios grncias, pero va con lentitud. Hago ánimo de detenerme el tiempo nece– sario para recuperarme un poco más, y luego seguir a J erez, a la Misión que aquella ciudad ha pedido al Excmo. Sr. Arzobispo, con instancia, en la ocasión que pasé por allí el mes pasado para el asunto que usted sabe. Por esto la de Moguer se difiere para la primavera, si vivimos, y quiere su Excelencia que se le anteponga la de Jerez, porque es de mayor con– sideración y porque urge ocurrir a su indigencia . Creo que de Córdoba tendría usted noticias indi– viduales de lo ocurrido en la Misión, cuyos asuntos fueron los mismos, casi, que en la de Sevilla; pero más afectuosos y eficaces los actos de cont ri ción . De su fruto puedo hablar poco, porque lo ignoro . La predicación fué en la Plaza Mayor o del Arenal to– das tres tardes; el interior, entre amargo, oscuro y fervoroso, tirado siempre del peso siempre inmenso de mis culpas y llevado de una recta intención de llenar la voluntad de Nuestro Sefior Jesucristo en el ministerio, para que todo fuese a su mayor honra y gl oria y bien de las almas; pero no hay que fiarse de esto, Padre mío, porque creo que mi ciega ignoran-

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz