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-480- Dí las gracias a la ciudad en una alocución de veinte minutos (1) y ha pedido a mi P. Provincial me mande la escriba para que se imprima, y así lo ha hecho, porque fué uno de los convidados. Ahora entro yo. Si reflexiono lo que he predica– do y predico, me persuado que no lleno mis deberes, porque no he predicado lo que tal vez debía; temo y me lleno de miedo con todos estos aplausos yhonores, no obstante de conocer no son a mí ni para mí. Yo me veo el mismo que antes sin devoción, sin mortifica– ción, sin recogimiento y sin todo aquello que predico a los demás. Es verdad que aun estoy caldeado de la devoción que dejo dicha me da Su Majestad en el púlpito. No me hace mucha impresión este pensa– miento; pero conozco me la hará después, porque me veré en mi propia ignominiosa desnudez, efecto de mi desmedida dureza e ingratitud. Dios tenga mise– ricordia de mí. La salud ha estado buena y el estómago tan firme, que me admiro, pues no sólo no ha parecido el do– lorcillo, sino que he seguido y sigo los ayunos sin trnbajo , aun no la abstinencia. Mas ya reconozco de– bilidad y algún decaimiento de fuerzas, junto con mareos y poca firmez'l en la cabeza. Por esto y por• (1) Oración gratulatoria que el P. Fray Diego José de Cádiz, Misionero Apostólico del Orden de Menores Capuchinos de la Provincia de Andalucía, pronunció en Sala Consistorial de las Casas Capitulares de la Muy Itre. y M. L. Ciudad de Sevilla, a presencia de los se– ñores Veinticuatros v demás indiviauos de su Ilustre Ayuntamiento, en la"mañana del 24 cte marzo del año de 1792, en la ocasión y con el motivo de darle la po– sesión de los honores de Veinticuatro más antiguo de tan respetable Cuerpo, siendo Procurador Mayor el M. l. Sr. D. Benito del Campo y Salamanca, Caballerc> Veinticuatro de ella.-lmpresa en dicha ciudad, en la Imprenta Titular.

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