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-463- cierta) le pregunt¿ ya si iría yo allá, y ya de cuál sería mi predicación, si para esto me llamasen; y queda– mos que fuese luego que se me avisara que sus ma– jestades preguntasen o insinuasen algo sobre mí, y en cuanto a la predicación o su modo nada tratamos. Ahora va el Padre a Granada, donde · creo per– manezca diez o doce días. Yo me vuelvo a Casares a esperar las resu ltas de la venida de sus majes– tades. El pasar a verlos, no sólo me es indiferente, sino de disgusto, porque deseo con eficacia que me olviden; pero, si me precisa ir y acaso predi– car algún sermón a sus majestades, es todo mi cui– dado: ¿qué he de decirles? Callar en ocasión tan oportuna me parece ajeno de mi ministerio; hablarles claro temo si será inoportuno e imprudencia; y en caso de hablar claro ¿qué será . de tantas cosas les diga? Este es el punto grande, sobre que sola su reputación óe usted me ha de servir de regla. » (1) Su Director le dió instrucciones por si llegaba este caso. No fueron necesarias, porque el viaje de los reyes se demoró hasta el 1796, con lo cual el Siervo de Dios quedó libre de cuidados. (2) En el mes de junio salió para Ronda con el fin de tomar los baños y tener una entrevista con el señor Arzobispo de Sevilla. «He venido aquí-escribe- pa– ra la temporada de los baños y por haberse aproxima– do a las inmediaciones de esta ciudad el Excmo. señor Arzobispo de Sevilla con su santa visita. Tengo dis– puesto el salir mañana, Dios mediante, para Cañete (1) Cartas de conciencia, 27 de abril del 1890. (2) El empeño de Godoy era que hicieran los re– yes este viaje, para cumplir un voto hecho a S. Fernan– nando de Sevilla, y pasarán por su pueblo, a fin de que presenciarnn su" paisanos su engrandecimiento. ·
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