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- 454- en sus males, de haber dicho un médico que monra de repente y de otra., diversas causas, semejantes a esta; que ha llegado a caer en una profundísima tris– teza, que la acaba y consume la vida, porque aun el alimento y el descanso le ef: intolerable, y se explica casi con la~ expresiones de S. Pablo, cuando decía que sus tribulaciones le oprimían de modo: ita uf taederet nos etiam vivere, pues dice no sabe como no pide a gritos la muerte . Aviso a usted esto, para significarle mi consternación, que es gravísima, por– que también he contribuido con mis imprudencias o ignorancias a su tribulación, estrechándola en algu– nos particulares que han ocurrido, sin reflexionar el daño que en su ánimo fatigado podía esto producirle. Ya usted conocerá, en el desbarato de esta carta, la amargura de mi interior, y conocerá que el clamar– le es para que se empeñe con Dios por esta necesi– dad, y así mismo le diga a mi hermana (1) se estre– che con Su Majestad, y consiga la salud de esta po– bre inocente, que tanta falta hace; y que yo salgo a las pagas, ofreciéndome a padecer lo que Su Divina Majestad guste y sea su santísima voluntad. Por Dios, Padre mío, y por la preciosísima Señora que tiene usted en su cuarto, que me saque de este aho– go. En este correo le escribo, imponiéndole la Co– munión diaria hasta que le avise, porque la he juz– gado necesaria para precaverla de las tentaciones de despecho, con que alguna vez que ha tenido algo de esto la ha insultado el enemigo, tanto que ha estado para arrojarse desde un balcón. En fin, Padre mio, en usted fío, y por su medio espero el remedio de esta grave aflicción en que me hallo, que, des– pués de la falta de usted, es, sin duda, la mayor que en el día puede sucederme. Ya vé usted mi confian- (1) La M. Gertrudis del Corazón de Jestís.