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-447- algún descuido en el nuevo tratamiento que le aca– rree alguna severa reprensión mía. Yo doy gracias a Dios que, después de conocer– me vuestra caridad tanto, se exprese conmigo de ese modo; pero mucho más merezco que se piense de mí por esto que soy para Dios e1 que Su Majestad conoce. Pero, respondiendo directamente a la enhora– buena, digo que estos títulos más son de vuestra ca– ridad que míos, así por lo que no ignora, como por– que a vuestra caridad, no a mí, le conviene la expre– sión de aquel que, viéndose coronado por rey, y que su padre, sin serlo, le daba la enhorabuena, le dijo: Omni regno pulcrius est regis esse patrem. Vues– tra caridad lo fué y lo es mío, y con esto se dice todo. Estoy gustosísimo en este retiro, donde con na– die trato, ni aun con los religiosos, si no es en los actos regulares. No salgo de la celda más que para el coro o actos de comunidad. Oigo lo que se habla de mi retiro por varios pueblos, creyéndolo cm,tigo, reclusión, etc.; pero ¡bendito Dios que nada de esto turba mi interior ni ofusca aún levemente el júbilo de mi espíritu, que me resulta de hacer la vo– luntad de Dios, intimada por mis superiores! Me parece puedo con toda verdad decir: Nihil lzorum ve– reor, nec facio animam meam pretiosiorem quam me, dummodo etc. ¡Ojalá se cumplan en mí los fines todos del Señor! Como parte ya (aunque no individuo) de estaco– munidad, le recuerdo a vuestra caridad el amor que tiene a este convento, y si cuando fué Guardián en él lo proveyó abundantemente de todo, no es bien que ahora lo olvide, hallándose , como se halla, en la ma– yor miseria, sin ornamentos para lo ordinario en la sacristía, ni ropa decente en ella y su Iglesia, blanca ni de color. Las ventanas sin enrejados, el coro sin