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-429- De Murcia pasó a Cartagena, a donde llegó el 24 de abril. En esta ciudad, una de las plazas fuer– tes más importantes de la Península, y como base naval, habitada por las famil ias de los marinos, las ideas del siglo estaban hac iendo estragos . Ll egó el Beato Diego y se hospedó en el convento de los PP. Mercedari os , empezando a predicar la Misión, a la que concurría inmenso gentío, en la plaza del mismo convento. La predi cación duró desde el 24 de abril hasta el 3 de mayo. No bien conoció el Beato Diego los es tragos que hacía el mal , apretó fuertemente contra los librns prohibidos, grabados indecen tes, folletos provocati– vos y libros enciclopedistas, de lo que resu ltó que se quemaron innumerables de ellos y muchos más se entregaron al Tri buna l de la Inquisición . Predicó igualmente contra la usura, y fueron restituidas mu – chas cantidades y alhajas, de ellas algunas que ascen– dieron a 20.000 reales . La ciudad en agradecimien– to lo hizo Regidor perpetuo, Capellán, Predicador y Magistrado de Cartagena . Los que vivían de la explotación del vicio, a quienes naturalmente les aguó el negocio , inventa– ron esta copla, que cantaban los niños : Santo Dios, Santo fuerte, Santo di vino, Líbranos, Señor, De este fra ile capuchino. «Esta Misión-dice el Beato Diego, refiriéndose a la de Cartagena-es Mision crítica, y en su modo fuerte, ardorosa y eficaz. El interior algo amargo y caído, mas sin faltar el esfuerzo dicho , el que pare- (1) Cartas de conciencia, 1 de mayo de 1787. 30
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