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CAPÍTULO XXVII Misión de Murcia.-Misión de Cartagena. – Misiones de T otana y Lorca. - Misión de Motril. 1787 En Murcia le esperaba el P. Provincial de Anda– lucía, deseoso de tener una entrevista con él y alar– mado por las noti cias que corrían de su salud. Llegó el Beato Diego, y su primer cuidado fué postrarse a los pies del Sr. Obispo, el Ilmo. Sr. don Manuel F e– lipe de Mirallas . Jamás se vió tal conmoción en Murcia. Los habi– tantes de su extensísima vega y las gentes de los pueblos, distantes más de quince leguas, empezaron a llegar, formando Rosarios y llevando sus más ve– nerandas imágenes. La entrada de los pueblos fué co– sa no vista . Venían cantando a coros el Santo Rosa– rio y el Trisagio de la Santísima T rinidad, y hubo pueblo que al entrar en Murcia, llevaba 250 hachas y 592 velas. El Sr . Obispo mandó dar a todo foras – tero necesitado una libra de pan y cuatro cuartos diarios , que debían recoge r a su paso por el Palacio Episcopal. El número de ellos que entró en Murcia fué de unos 30.000. Misión de Murcia .-El 11 de abril por la tarde