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-404- que debo concluir mañana, porque el Sr. Arzobispo, cuyos son estos pueblos, lo dispuso así. Omito decir la devoción de todas estas gentes, porque no cabe en palabras. Algo diré, no el todo; sí aseguro que ni en las acciones ni en las expresiones haremos más con los que veneramos en los altares. El interior si– gue con paz muy considerable, pero excusando lo que se puede. » (1) Misión en Alcañiz.-De Albalate, como hemos visto, pasó a Alcañiz. Si gande había sido el concur– so en dicha villa, en Alcañiz fué mayor. Hubo que alojarlo en dos casas que se comunicaban entre sí y construir una valla cerrada para que pudiera ir a la Iglesia, custodiándolo la tropa. A las cuatro de la mañana ya estaba la Iglesia llena de gente para oirle la Mi'sa. Predicó trece sermones, y en ellos le repi– tió dos veces el desmayo de Zaragoza. Los milagros se sucedían unos a otros con admi– ración general. Curó a un energúmeno, diciéndole un Evangelio, y sanó a muchos de las tercianas con las cedulitas de Nuestra Seiiora. Entre las aclama– ciones de la multitud salió para Caspe. Misión en Caspe. -En esta villa predicó varios sermones en la Iglesia Mayor y en la de las ,Capu– chinas. El recibimiento que le hizo el pueblo fué muy solemne. Cuando iba o venía a la Iglesia, los vecinos, como entonces no se estilaba el alumbrado público, iluminaban todo el trayecto. Ocurrióle aquí un pequeño disgusto. La tropa en– cargada de custodiarle fué arrollada, y no pudo o no quiso contener a la muchedumbre, la cual, armada de (1) Cartas de conciencia, 15 de enero de 1787. -Historia de la antiquísima villa de Albalate del Arzobispado, por el Dr. D. Vicente Badarsín Pons.
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