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-389- no sabios, eclesiásticos y seculares, se nota una co– rno admiración o alegre suspensión al modo del que mira una cosa rnarav:llosa y rara que los tiene dul– cemente embelesados y corno fuera de si. Los efec– tos de ello me aseguran son buenos y a su conse– cuencia muy copiosos. » (1) Terminados los diez primeros días de Misión, en el Pilar, dió una circular el Sr. Arzobispo, convo– cando a todo el clero de la archidiócesis, menos a los que quedaran al cuidado de las Iglesias y cura de almas, a ha-:er ejercicios en el Real Seminario Sa– cerdotal de S. Carlos. Ante tan venerable auditorio, presente el Ilmo. Sr. Arzobispo, los Cabildos en -pleno, la Curia y gran número de eclesiásticos y re– ligiosos, dió comienzo a los ejercicios. Pred icaba de rodillas a los sacerdotes, en señal de reverencia. Leía primero el punio de meditación, seguíase a este la oración mental, y, acabada , empezaba la plática, que por la mañana era siempre muy breve. Las que -pronunció en esta ocasión se han conservado impre– sas, y son, aunque no expl::.nadas por completo, un verdadero tratado de perfección sacerdotal. (2) Refutación pública del Dr . Normante. La en– tereza apostólica de nuestro Beato no perdía ocasión para combatir los errores modernos, y en estos ejer– cicios, después de refutar los errores febronianos y regalistas, creyó que debía cortar de raiz las malas (1) Cartas de conciencia, 16 de diciembre de 1786. (2l Pláticas Morales que el Venerable y M. R. Pa– dre Fr. Diego José de Cád iz, .i\11.isionero Apostólico Capuchino predicó en la ciudad de Zaragoza, en los E:jercicios espirituales que dió al ilustre clero secular y regular en el S eminario S ace rdotal de S. Carlos en el año de 1786 -Madrid-Oficina de don Francisco Mar– tínez Dávila-lmpresor de Cámara de S. M.-Año de ~817.

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