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-383- Y dejándolos a todos asombrados, se pusieron en camino, a pesar de la lluvia. El buen humor del Bea– to no le dejo tampoco en esta ocasión. Subieron a las montañas de Cuenca, en medio de una tempes– tad de nieve, y llegando la hora de comer ¡admira– ble pobreza! sacaron unos pedazos de pan, pasas y una sandía, que les habían dado en uno de aquellos pueblecillos. Refugi áronse en unas peñas, que no les preservaban aún de los copos de nieve que caí::in; rompieron la sandía a golpes, repartiéronla entre los tres, y empezaron a comer pan y sandía, mezclados con los copos blancos de la nieve, que les estaba ca– yendo, helados los tres de frío . -Jamás-decía el Beato alborozado - se vió en una mesa de príncipes o reyes plato más precioso. ¡Estas sí que son frutas verdaderamente heladas ! Hasta ahora quizá ninguno había gustado a lo que sabe la nieve con el pan. El día 11 de noviembre entraba en Zaragoza. (1) (1) Día 3 de noviemhre, al mediodía, salimos de Cuenca y tuvimos la 11oche en la Zarzue la, que dista tres leguas; en ella nos llovió mucho, y estando allí ne– vó bastanre. Día 4 fué rigorosísimo, de aire frigidísimo y segui– mos al santuario de San Panta león, y después, por la Frontera y Cañamares, a Cañi zares: seis leguas . Día 5 nos empezó a nevar en la hoz de Beteta, y los copos eran estrellitas perfectísimas y muy acabadas; al mediodía fué más la nieve, cuando pasamos por Albe– rique, y a la tarde tan espesa que ~e oscureció el aire: hicimos noche en Poveda, cinco leguas. Día 6 salimos de allí y pasamos la noche en Molina: cinco leguas y medía o seis. Hizo mucho frío, mas no llovió ni nevó. Día 7 seguimos de allí a Cubillejo de la Sierra, a la Yunta, y fuimos a pasar la noche a Santed: son seis leguas.
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