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-369- bastante consideración, así entre los eclesiásticos como entre el pueblo. Quedó establecida la oración mental a prima noche en diversas parroquias, las pláticas de doctrina, y acordó la ciudad no admitir jamás las comedias. Para mi interior fué amarga y de alguna congo– ja, de modo que, aun para predicar, me hallabc1 con dificultad y trabajo; pero, bendito Dios, no me falta– ba el buen deseo y la recta intención, que para más purificarla , procuraba y procuro unirla con la de nuestro Señor Jesucristo cuando se ocupaba en estos ministerios. )) (]) La Misión la predicó en la Iglesia Mayor con grandísimo concun,o. Los ejercicios al clero los hizo en la Igl esia de las Agustinas de Carmona, a puerta cerrada. El 12 marzo salió para Córdoba, después de haber predicado 27 sermones, dejando a este pueblo tan desconsolado por su ausencia, como si a cada uno fa/tara su padre, no habiendo quien no derramase muchas lagrimas en el ser– món último en que se despidió. (2) Segunda Misión en Córdoba. -A pie y con ma– lísimo tiempo de lluvias , llegó a Córdoba a predicar la segunda Misión. «Aquí-dice-experimento no sé qué serenidad de ánimo y facilidad en producirme, que me ha ce esperar igual fruto de la misericordia del Señor que en otras partes o en la primera Misión que hice aquí. ¡S¡_¡ Majestad haga porque así sea! Lo atribuyo, en gran parte, a la protección del V. P . Po– sadas, (3) cuyo sepulcro visité antes que al Ilustrísi– mo, para encargarle la Misión y pedirle su espíritu y (1) Cartas de conciencia, 20 de marzo de 1786. (2) Crónica de las Agustinas Recoletas de Carmona. Debemos esta crónica al Sr. Arcipreste de Carmona. (3) Hoy Beato .

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