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-346- rectificar la intención; pero en lo demás, devoción, sentimientos, etc., me veo disipadísimo. ¡Dios haga en mí su santísima voluntad! Procuro suplir el sinnú– mero de mis faltas con la disciplina diaria, cuándo y dónde hallo proporción, y con usar en la mesa el potaje , yerbas y un pedazo de bacalao. Con esto di– go a usted seguimos en Palacio, porque no hay me– dio para lo contrario, ni mis Prelados me darán oído ni ayudarán a ello, porque desean servir a este Se– ñor. » (!) Concluidos los ejercicios al clero, pasó a Villalba para dar gusto al Síndico de allí, con quien se había comprometido el P. Provincial antiguo , y después volvió a Sevilla, en la que se detuvo a causa de los temporales: «Aquí-escribe a su Director- ha habi – do y hay grande arriada, aunque no como la del año pasado . A esta hora lleva gastados, en socorrer las necesidades que de ella resultan, diez mil pesos sóli– dos este Sr. Arzobispo. El Cabildo de esta Santa Igle– sia será poco menos. Los Cartujos dieron 5.000 ho– gazas de pan, y les ha precisado salir de 5iu Monas– terio, porque están ahora en medio del rio. » (2) ¡Para esto servían las riquezas de la Iglesia, que con tanto tesón defendía el Beato Diego! (1) Cartas de conciencia al P. Alcober, 18 de diciem– bre de 1784. (2) !bid. 1 de enero de 1785.

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