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-341- ría si le ocultase cosas de importancia. Por lo que repito que no he dicho, ni por remota inteligencia, que nuestra Seiiora no había hecho las vestidu– ras etc. Ni tampoco he proferido una sola sílaba contra el Gobierno el viernes de Dolores ni otro día alguno; ni por ello me han amonestado, corregido etc. pues nada, nada, nada se me ha oido de esto. La citada proposición del Viernes Santo la dije, porque, antes de predicarla, me aconsejaron dijese algo so– bre el uso de las rentas eclesiásticas por los mismos eclesiásticos. Yo soy en esto tan detenido como a usted le consta por el decoro del estado. Ocurría lo de las terceras partes , y algunos días antes del ser– món me ocurrió de improviso la especie de las vesti– duras, con un fuerte deseo de hallar expresión que dijese lo que dije; la busqué , la hallé no sin trabajo; y aunque titubeaba en la resolución de decirla, al fin, puesto en el púlpito, resolví no callarla, propo– niéndome por fin dos cosas: un a llamar la atención para el asunto de las terceras partes y que no habla– sen contra la abundancia de las rentas eclesiásticas. Otra, poner en cuidado a los eclesiásticos , para que por curiosidad leyesen a S. Lorenzo Justiniano y viesen lo que no debían olvidar . Esta es la pura verdad. Es cierto escribí en Sevilla, en nombre de aquel Cabildo, la carta de postulación al Sumo Pontífice en solicitud de la Beatificación del V . P. Pal afox; mas no se la remito a usted, porque no tengo copia ni original de ella: todo se quedó en Sevilla, y hasta que me lo envíen no puedo remitírsela. )) (1). El verano de 1784 lo pasó en Ronda tomando los (1) Se conserva dicha exposición en latín entre las obras inéditas del Beato Diego. -Cartas de conciencia al Padre Alcober, pág. 22.
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