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-337- El Arzobispo de Tebas, Confesor de Carlos III, admirador apasionado del Beato, de quien no se se– paró durante su estancia en la corte, se apresuró a deshacer la trama urdida por los émulos del santo Misionero, y lo consiguió en una entrevista con el Rey, en la que obtuvo el permiso para que se le de– jara predicar. A este célebre personaje, uno de los que más figuraron en la corte de Carlos 111, debió .el Beato muchos favores, y sostuvo con _él animada correspondencia, que convendría buscar, excitándolo siempre a interponer su influencia en defensa de los intereses de la Iglesia. (!) . A mediados de junio recibi ó el Padre Provincial la carta siguiente: CARTA DEL SR. G OBERNADOR DEL Cü!'.SEJO AL M. R. P. PROVINCIAL I>E CAPUCHINOS DE AN– DA :.UCÍA. M. R. Padre: El Rey ha sabido que el Padre Fr. Diego de Cá- den ocasionar al Estado Eclesiástico de gravarle con contribuciones etc.-Se dirigió por el M. R. P. Fr. Die– go José de Ct1 diz, Mi sionero Apostól ico Capuchino de la Provincia de Andalucía-Obra póstuma - Sevilla– lmp. del Correo Pol ítico - Calle Vizcaínos, a cargo de D. Manuel Valvidares -Año de 1814. (El original se conserva en Madrid, en el Arch ivo de Estado¡. (1) «Los sobrinos del Cardenal Delgado, dignidades de Sevilla, han estado aquí. Como son hechuras del Padre Confesor, viven agradecidos, y el Padre los sin– gulariza con una confianza singular. Les ha pregunta– do por el sermón que usted predicó a los sacerdotes. Respondió Venegas que filé apostólico y sin mz tilde digno de censura. Esto fué la víspera del Carmen, y el 16 en la tarde dijo el Padre a los dichos: «Hoy es ma– yor que era la estimación del Rey para el Padre Cádiz. » (Correspondencia con el Padre Eusebio, 3 agosto 1784.)

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