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- 9 -· ción de 1111 madrastra y los suyos: de mi Padre, nada. ni en favor ni en contra . Era de noche y dia un conti– nuo sermón, con mil amenazas, promesas etc. Yo callaba en todo , y cuando salía de su presencia, me ponía a saltar de gozo en aquella dura conjuración ,_ llamando a los ángeles para que lo celebrasen con– migo. >> (1) Interrumpimos aquí la na rra ción del Sien o de Dios para hacer constar vari os hechos que debieron ocurrir desde q~1e solicitó el ingreso en la Orden, h3Sta que partió para entrar en e l Noviciado de S e– vill a. Uno de ellos es la inteligencia que se le di ó, de que era llamado para capuchino, misionero y ¿;anta. Más tarde había de recordárselo repetidas , ·eces su Director, y é l mismo confesar que fué lla– mado con evidentes prodigios con esta triple voca– ción, de ta l manera clara y determinada, 1ue le ha– cía decir a sus hermanitos, mostrándol es un capu– chino de papel en actitud de predicar: -«Este es P e– pe Caamaño predicando en el Japón. » El segundo es el religioso que fomentaba su vocación. Era este el V. Fr. Jul ián de Ubrique, lego, de virtudes ejem– plares, de quien, al morir en 1774, vieron algunos re– ligiosos subi r su alma al cielo en figura de una blan– quísima paloma. (2) A él y al Padre que menciona el mismo Beato (3) debemos el haber dirigido en sus (1) Director Perfecto. Carta del 16 de Julio de 1779. (2) P. Lu is A. de S evilla, cap. 11, pag. 41. (3) El P. Serafín de Ardales asegura que fué el V. P. Buenaventura de Ubrique; pero éste había muerto – en 1755, y los hechos ocurren en 1756. El M. R. P. Am– brosio de Valencina afirma que fue el V. P . Miguel de Benaocaz, y que así se desprende de su Oración fúne– bre, La hemos leido , y no encontramos nada que con– firme este aserto. Es probable que en una de sus estan-· rancias frecuentes en el convento de Ubrique, conociera y tratara al jovencito J osé Caamáilo, el que por 0tra parte debió conocer también a l V. P. Buenaventura de.-

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