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-324- te doy , y te lo doy por que lo amo yo a él.)> Dicho esto , se me manifestó claro el clérigo que era, pues lo ví bien. Mas así que lo conocí, comencé a decirle al Señor: ¿Cómo ha de ser ese, que no querrá venir, pues tú , Señor, sabes que, estando confesando inte– rinamente a mi hermana, la dejó y se retiró, si n que sirviesen muchos empeños para que volvi era? Esto y más le proponía al Señor, y a todo eso era su re::.pues– ta: «T e lo dí, porque lo amo; de todo te sacaré bien. Descuida que yo he estado como represado y dete– nido en comunicarme a tí de otra manera que hasta aquí. )) Conocía yo ponía el Señor este confesor pa– ra desahoga rme, pues había estado detenida por fal– ta de confeso r. Continuaba el Señor diciéndome: «El ganará en confesarte, y tú en confesar con él. » Por último, todo, como lo he dicho, lo conocí claro , repit iéndome el Señor: «T ómalo, que todo te vendrá bien y te sacará de todas tus dificultades .)> Pasó to– do lo dicho en un instante. Yo quedé sosegada y de– terminada a hacerlo, dando gracias al Señor , y me salí del coro .>> (1) «Un día estaba luchando dentro de mí, con deter– minaci ón de no decir lo que pasaba por mi interior, pues para esto sentía poco o nada la ayuda de Dios , ni yo podía , por lo que ll egué a un estado del todo perecer, y en el fin, pidiéndole al Señor perdón de todas mis inquietudes y faltas, pues n-:> creía, como debía, que era el clérigo a quien el Señor me man– daba tuviera. Y este Dios todo misericordia, se com– padeció de mí, y me mostró más claro en esta for– ma el asunto . Me veía muy llena de unas marañas, y a mi alma en medio de estas, que estaba si n lucir las gracias que el Señor le había dado, y como cerca (1) Vida de la M. Sor María Gertrudis, por el Pa– dre Alcober, pág. 61.

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