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-318- de nuevo en sus oraciones, y pido a nuestro Señor guarde a usted muchos años en su santo amor y gracia. De usted afmo. tio, hermano y siervo, que más en el Sefior le ama, FRAY D IEGO J. DE CÁDIZ. No cabiéndole duda ya de quien había de dirigir– lo, se resolvió el Beato a escribir al Padre Alcober, pidiéndole su dirección. El mismo Padre Alcober nos ha conservado el fragmento de esta carta: «Padre mío: Por lo que al presente entiendo, me parece es la voluntad de Dios me sujete a la direc– ción de usted. En fuerza de esto, pido a usted y le suplico, puesto a sus pies, que, compadecido de mi extremada necesidad y del desamparo en que me hallo, me admita a su obediencia para enseñarme y encaminarme al fin de mi vocación, que haré puntua– lísimamente cuanto me mande, asistido de la gracia de Dios, que de su infinita bondad espero. Ya consi– dero es gravar a usted demasiado, porque yo solo le seré más gravoso que todo el resto de sus santas faenas ; pero el Sefior que lo ha destinado para ello, le dará cuanto para mí necesitare. Espero de la mucha caridad que a usted siempre le he debido, que no me negará el remedio ni me pondrá de peor con– dición que a los extraños)}. (1) «No puedo negar- escribe el Padre Alcober– que desde el año de 1779, en el que traté al Venera– ble, se unieron nuestras almas con un amor tan cons– tante y verdadero , como las repetidas cartas de co– rrespondencia lo demuestran en las recíprocas con- (1) Cartas de conciencia que el nea to Diego J. de Cádiz dirigió a su Director espiritual, D. Juan José Alcober e Higueras etc. p{1g. 13.

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