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- 315 - usted, y está deshilachándolo para que no se pued 1 añadir la heb:-a; pero en buenas manos está el ovillo. ¡Benditas sean! Padre, se pondrá delante de Dios, y al lí verá usted com , ve el que se había prevenido antes de cortar de esta vida el hilo de su difunto Padre; pero cuidado no se asuste usted con el ruido de los con– trarios y polvo de las estatuas que caerán; pues, si se manifestaban con apariencias de oro de caridad, tirándola, una china de sumisión, agradecimiento a Dios, propósitos de desempeñar la nueva obligaci ón en que pone SLt amor a usted, y todas las demás que usted conoce; y conocidas, todas estas darán en los pies de estas estatuas, y se verán son de b:trro y 13 cabeza oro falso. No digo más, ni creo hará falta, pues si Dios lo ha hecho y lo tiene escondido, no tanto que su inte– rior de usted no lo haya visto algo, pero lo ha dese– chado como sombra y n1da realidad. Y lo es que, si usted se va al instante a Dios, no creo lo deje ver y conocer todo lo dicho. Es cierto; no se desmaye usted, pareciéndole ha perdido el tiempo con esas tareas y ocupaciones, pues si por la aplicación o fuerzas de usted se hubiera venido todo a las manos, no fuera tan claro obr-'! de Dios , que nos pone en necesidad y miseria cuando nos quiere dar nuís. ¡Bendito sea! Y después de las tinieblas de la tribu– lación está la luz, la que deseo vea usted, y le pido no me la niegue a mi. Si la tiene para conocer algo de mis necesidades espirituales, estas, sin comparación, son grandes, por lo que cargo a usted la conciencia, si de la lliía le manifiesta algo el Señor y no me avisa con la claridad que pide la necesidad mía y sin reparar en que mi amor propio lo sienta, que este enemigo tiene