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-309- Se vé que está retratado muerto, y conserva la du !– zura y bondad que nos lo hacen tan simpático. Sus restos descansan en la Iglesia de S . Francisco dé' Paula, hoy del ::,, Corazón de Jesús. El mismo Bea– to Diego escribió su elogio fúnebre, que dice así: «Retrato del Rvmo. P. Maestro Fr. Francisco Ja– vier GonzéÍlez, Religioso Mínimo, Doctor en Sagra – do Teología, Catedrático de Prima de la Real y Po11- tificia Universidad de Sevilla, Examinador Sinod al de su Arzobispado, Socio de la Real Médica Socie– dad, Lector jubilado y por especial decreto de Nues– tro S. S . P. Pío VI Vicario General ad /zonorem de toda su Orden , que murió en su Colegio Mayor de N. P. S. Francisco de Paula de dicha ciudad el día 29 de febrero del año de 1784, cumplidos los 72 de su edad. Fué varón consumado en letras y en pie– dad , sin que nada le faltase para ser perfecto. Fué oráculo de sabiduría y hombre de consejo, que co– municaba a todos sin envidia el gran t esoro de cien– cia que sin ficción y a costa de desvelos se había grangeado para sí. Enseñaba con la teoría de las ciencias la préÍctica de las virtudes. Fué singular Maestro de espíritus, tuvo el don de discreción de ellos, y los demás que forman un perfecto director. Fué religi oso ejemplar en la más exacta observancia de su rígido Instituto. Fué un todo para todos en la caridad con los próji mos, incansable en procurar y contribuir al bien de cada uno. Fué predicador insig · ne, y el modelo de los predicadores de su tiempo, poderoso en obras y en palabras, persuadiendo rnéÍs con el vivo ejemplo de su vida que con la rara efica– cia de sus voces. Fué humilde, penitente y hombre de oración. Adquirió en ella una igualdad de ánimo, tan en todo evento inalterable, que ni le engreían las alabanzas ni la persecución le conturbaba. Vivi ó como deseaba morir y murió como había vivido. Dejó

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