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- 303- tumbrados ejercicios, y, estando en él , fu é acometi– do del insulto, cuyos recios aparatos le obligaron a retirarse a la celda y ponerse en cama, vestido de su hábito entero y en los propios términos que le en– contró el accidente. Así permaneció todo aletargado, y sin poder usar perfectamente de sus sentidos ex– teriores para cosa alguna, hasta que expiró. Sól o e :1 algún ligero intervalo se le notó que hablaba , y s '3 le pudo percibir que con suma facilidad decía : Ascende lumen sensibus, Infunde amorem cordibus , Infirma nostri corporis Virtute firm ans perpeti. De lo que se infiere rez:1ba el himno del Espíritu Santo. P or donde s in vi olencia puede muy bien con– jeturarse, tanto su loable costumbre de orar en la tribulaci ón, como el que tenía en perfecto uso las potencias de su alma, del mismo modo que en iguales circunstancias le había varias veces sucedido. No pudo recibir el Santísimo Viático, ni confesar sacra– mentalmente, ni manifestar las congojas de su espíri– tu en aquel trance, para recibir algunos de los muchos consuelos que suelen darse a los que las padecen. Recibió, sí, la Santa Extremaunción, la absolución sacramental del modo que se practica en estos casos, y fué socorrida su alma con todos aquellos medios de que son capaces los que mueren insultados o priva– dos del uso de los sentidos. Así pasó los días 28 y 29, hasta que en este, a poco más de las seis de la tarde, después de una prolija agonía, entregó su es– píritu en las manos de su Cri1:1dor, a los 72 años, dos meses y 28 días de su edad. » (1) A continuación prueba el Beato que el P. Gonzá- {t) !bid. pág. 104.

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