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-291- cia de lo sucedido después de mi última! Mas no me ha sido posible por varios asuntos graves que me lo han impedido. Dije a usted en mi última, si no estoy equivocado, hacía Misión en Alcalá de Henares, con ánimo de seguir después a Segovia, Zamora y Sala– manca; mas no fué así, porque estando en Alcalá re– cibimos primera y segunda orden de nuestro P. Pro– vincial para volvernos prontamente a la Andalucía, porque supo el atraso de mi salud y la falta de fuer– zas. En efecto, el día 7 de mayo salimos de allí, en cumplimiento de su mandato, y llegué aquí el 1 de este, donde sigo, como después diré. >> Misión en Alcalá de Henare:;.- «La Misión de Alcalá, aunque amarga para mí, por la habitual se– quedad que usted sabe, y en la que me alegro inte– riormente, cuando más se aumenta, fué no obstan– te eficaz y abundante de la divina asistencia, y bien recibida por el pueblo, principalmente de aquella famosa Universidad. Nueve días duró la Misión, y en ellos fueron raras las expresiones de admiración y alabanza de los Padres Maestros, Catedráticos y Doctores, Colegiales mayores, etc., por el modo ra– ro de la predicación; pero entre ellas dieron en decir deseaban oir un sermón panegírico para prueba. Yo ignoraba e!-;to hasta después que me lo dijeron. Con este motivo , el P. Guardián de nuestro Convento me encargó, dos días antes de la función, que predica– se en el de Santa María Egipciaca, titular de aquella Iglesia, y a cuya celebridad concurren las Comunida– des. Le obedecí, y con sólo el estudio de leer la vida de la Santa la noche antes y un rato en la mañana para pensar el asunto, fué Dios servido lo predicase, no según mi insipiencia, sino conforme a su divina bondad y a los fines de su adorable Providencia, a que correspondió el asombro y admiración de aque– llos grandes hombres. ¡Dios sea bendito! Este sermón

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