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-290 - a buscar proporción de oirlas algún rato, y estoy en eso, si puedo conseguirlo, pues el Sr. Arzobispo y otros sujetos, que miran mucho por mí, al ver tales criaturas así movidas, les quieren franquear y fran– quean cuantos arbitrios haya para que me traten, etc. No es para dicho, Padre mío , la novedad que ha causado y causa a las gentes el ver a tales pers2nas que no acostumbraban oir un sermón , concurrir con empeño a oirme cuantos más podían, aún siendo a la hora incómoda de las cuatro de la tarde, en que, para estar con tiempo, necesitaban tal vez irse des– de la mesa a la Iglesia. Ig noro en lo que esto vendrá a parar; sí sé que, viendo no me detengo aquí, y las dificultades que hallan para que las oiga, piensan algunas de estas señoras pasar a Alcalá de Henares, donde voy a tener ocho días de Misión, para lo que hacemos ánimo de salir de aquí el 24 o el 25 del co– rriente. De lo demás nada puedo decir a usted sobre si nos detendremos, o si de orden del Rey nuestro Señor pasaremos a otra parte; pues, aunque ya está aquí, no le hemos B. L. M. ni a las Personas Reales: de consiguiente nada tenemos de la Princesa nues– tra Señora. El embajador de Rusia no ha parecido, aunque está aquí. Dios lo asista y haga suyo. La otra Señora, que dije a usted el año pasado, sigue a pasos largos el camino de la perfección cristiana, etc. No he predicado a los tribunales ni al clero, ni lo he solicitado, porque creo no debo hacer más de lo que me manden para poder hablar con libertad religiosa. ¡El Señor haga en mí su santísima volun– tad! » (1) « ¡Cuánto he deseado-termina en carta del 20 de junio-avisar a usted de mi regreso y darle noti- (1) El Director Perfecto. Carta del 18 de abril de 1783.

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