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- 2S3 - se bien del asunto que usted sabe, aunque con algu– nos defectos, hijos de mi genio o de mi demasiado amor propio . Por el camino no ha ocurrido cosa particular , que sea digna de atención; he predicado en algunos pueblos al paso por condescender a las eficacisimas instancias de sus cabezas , etc. Mi cons– tituci ón interior ha sido una notable insensibilidad, o como disipación no inquieta, que me hacia mirar esta Misión , cual si no tuviese que hacerla ; est a de– masiada indiferencia o abandono en que me veía, solía ocasionarme un no pequeño temor o miedo so– bre mis aciertos y los frutos que produci ría la predi– cación en esta corte. Repetía actos de I esignación, de fe y de esperanza, pidiendo únicamente a Dios me concediese llenar su s antísima voluntad en cuan– to hiciese, predicase y pensase; y una mañana, vi– niendo andando, apartado de los compañeros para tener la hora de oración, que es de ley, se me vino proponiendo el método de vida abstraída, seria, de– vota y bien empleada que debía observar el ti empo que estuviese aquí, instrucción suficientísima para mis aciertos, si yo fuese fiel a las inspiraciones que se me dieron. » Visión de Ntra. Sra. de los Dolores. -«Así, amargo , caído y sin aliento, seguí todo el viaje has– ta la mañana del día en que llegué acá . En ella, vi– niendo solo, y teniendo a la vista a Madrid, t omé por punto de medita ción, por ser viernes, a J es ucris– to, mi S eñor, Crucificado, en la palabra: Ecce filias tuup; Ecce Mater tua. Apliqué a mi la necesidad de imitar las virtudes del Santo Evangelista, que le hicieron acreedor a tanto beneficio, y, volviéndome después al pueblo, me sentí llevado de un extraordi– nario deseo de la salvación de todos los vecinos, con especialidad de los incrédul os, libe rtinos , etc. A esto sobrevino una humilde, generosa, confiadísima fuer-