BCCCAP000000000000000000000177

-272- Con la lectura de esta preciosa carta, no pode– mos contener un sentimiento de admiración, viendo– a toda la Augusta Trinidad, a los ángeles y santos intervenir de modo tan admirable para salvar a Es– paña. Ya en Málaga se le dió antes a S. Bernardo como protector, en Ronda a los santos Apóstoles S. Pedro y S. Pablo y en Ubrique a S. Ildefonso de Toledo. Hasta entonces había sido un león que ate– rraba con sus rugidos; ahora, debiendo predicar a los impíos, se imponía un nuevo método de predica– ción, todo dulzura y suavidad, que es precisamente el distintivo del gran Padre de la Iglesia S. Bernar– do. Así se lo recuerda su Director en una de sus más admirables cartas: «Mi muy amado hijo Fray Diego: ¡Cuánto he de– seado responder a la tuya última del 23 de agosto! Pero no he podido, porque el pestilencia! catarro, que a ninguno perdona, ha 32 días que sin calentura me ejercita y me tiene casi para nada, porque esta debilidad es ano de sus efectos. Ya algo esforzado, to1ro la resolución de co– menzar esta, que irá hoy, si la acabare, y si no, otro– día. Deseaba saber de tí, por tí, y sé ya lo que que– ría y como lo quería saber. Quanz bonas Deus his qui recto sunt cordel Sí, hijo mío, sí, cuando se trabaja por Dios, rectificando y purificando la inten– ción, la enfermedad, la contradicción, los trabajos. interiores y exteriores son el descanso, porque en ellos, sin dejar de padecer para que tengan ejer– cicio muchas virtudes, se dilata, ensancha y llena el corazón de sólidas virtudes y castiza satisfac.– ción, que sólo encuentra el alma cuando está cier– ta que Dios la quiere enferma o atribulada. Esta me parece a mí que es la abundancia de dulzuras, que tiene Dios escondida y regala a los que quiere, por– que le temen y aman. ¿Lo puedes tú dudar?. Has pa-

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz