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-2G7- En Málaga recibió la carta del P. González, fe– chada en 2 de julio. En ella le recuerda lo que de suyo es y lo humilla; en el asunto de la Princesa le man1a que deje obrar al Señor, y sobre la vuelta a Andalucía, la cree oportuna «para que habiéndote oido, tratado y dádote a conocer y desear de la gran – deza, ministros, consejeros y príncipes, y viendo que no te eng ri en sus honras, estimaciones y desatinos, huyendo de ellos, preparen sus corazones con los deseos de tu regreso , y se proporcionen sus espíri– tus para rendi rse a la virtud de la palabra que les anunciarás cuando vuelvas. » Sobre la propuesta para Obispo, exclama: «¡Jesús, Jesús, qué estorbo tan dia– bólico! ¿Tú ahora Obispo? Lo serás y más; ¿pero cuándo? Cuando-Dios te ~11ba de su bendita mano al trono y hayas padecido y obrado lo que de tí qu iere. » Enfermedad en Ronda .-Habiendo pasa do de Málaga a Ronda , cayó nuestro Beato enfermo de gravedad. << Gracias a Dios que puedo esc1ibir a usted - dice a su Director -el estado de mi salud, bien que más cuidadoso de la suya que de la propia mía. Esta en el día cuenta cuatro de no haberme dado calentu– ra y hallarme con buena disposición, menos la cabe– za que sigue muy descompuesta; pero no tanto que me impida el andar en pie, decir Misa y dormir algu- más tarde, ni aun con todo el amor que le profesó el Beato y las oraciones y penitencias que por s11 alma hizo se convirtió. Ella y Godoy contribuyt>ron al des– prestigio de la Monarquía y a la ruina del p11dPrío es¡ia– ñol en la Guerra de la Independencia y la pérdida de las Colonias , que prepararon con sus desaciertos, ena– jenándose todas las volunb1des. La desagradable impre– sión que sufrió el general San Martín. al visitar J¡¡ cor– te, contribuyó no poco a que éste se decidiera a suble– var a la América española. Se ha perdido la corres pon– dencia entre el Beato Diego y ella, que arrojaría no poca Juz sobre este período de su vida.

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