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- 265 - hizo singularísimo aprecio del Beato, le dió a besar la mano y tuvo con él varias consultas reservadísi– mas. Hablándole el Cardenal Delgado y Venegas– muy amigo del Siervo de Dios- del gran mérito para una mitra del P. Cádiz, respondió el Rey:-«Dejé– mósle, dejémdsle en su ministerio, que así le tene– mos por Obispo de todo el reino. »- Los Príncipes de Asturias y el infante D. Gabriel lo hicieron entrar en sus cuartos, le besaron la mano, lo hicieron sen– téJrse y rnbrirse con el mayor cariño, y la Infanta D.ª María J osefa le consultó en el oratorio de Pala– cio sobre su vocación, pues fué ocultamente Carme– lita Descalza, con aprobación de Su S?-ntidad. (1) Vuelta a Málaga.-EI 22 de mayo abandonó el Beato la corte de Aranjuez y salió para Andalucía. El Señor lo retiraba por entonces de ella para hacerle un segundo y más admirable llamamiento. Quedaba admirada, y movida por la palabra del enviado de Dios; pero al mismo tiempo la impiedad volteriana le minaba el terreno. Con buena intención, pero equivocadamente se pretendía también apartarlo del ministerio, haciéndolo Obispo de Céuta, cargo que él rehusó enérgicamente, indicando en su lugar al M. R. P. Domingo de Benaocaz, nombrado poco tiempo después, con júbilo de toda la Orden. «A los 21 días de viaje-escribe al P. González -llegué a esta (Málaga) el 13 del corriente (junio Lle 1782) sin especial novedad. ¡Bendi to Dios! Sólo cansado, ruín y falto de fuerzas, pero deseosísimo de servir a usted, de verle y oir sus instrucciones antes de regresarme a la Corte. Espero en el Señor poder conseguirlo, aunque ignoro el cuando. Sólo sé que Tllli Padre Provincial quiere llevarme consigo a la visita de su Provincia para que haga la Misión: ad (1) P. Luis Antonio de Sevilla, cap. VI, pág. 284.

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