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-264- .sor, para que me detuviese aquí los tres días de Pas– cua del Espíritu Santo, y en sus tres tardes hiciese a las Personas Reales un exhorto que se acostumbra antes de darles la bendición con el Señor Sacra– mentado en la Iglesia de S. Pascual, conventu de los PP. de San Diego; y aunque procuré excusarme, por no deternerne aquí más tiempo, no se me oyó, y hube de rendirme. De resultas de estas cosas pa– rece han encargado al P. Fr. Eusebio me prevenga sobre punto de Obispado para el que van a propo– nerme o a hablarme de ello, lo que aun no se ha ve– rificado; y estoy en hacer toda resistencia para en ninguna manera admitirlo . Creo será usted de este dictamen, según lo que advierto en mi interior y la paz con que esto me ocurre. E ntre todo esto no han faltado algunos émulos, que al Rey y al Príncipe han querido desvanecer el concepto que Dios ha dispuesto que formen; mas a las primeras palabras han sido fuertemente rebatidos, haciéndoles enmudece r. Su Majestad y toda su Real Familia apenas hablan de otro asunto que de este; se muestran complacidísi1ros en un modo muy notable, que só lo oyéndolo puede creerse. Estoy creído, Pe – dre de mi corazón, que ha hecho Dios su obra y ha ll enado la voluntad de usted perfectísimamente, pues me parece no puede esto llegar a más. Mons. Nuncio de Su Santidad ha concur rido a muchos sermones y a las dos pláticas de sus Altezas, expresándose en igua– les términos que los demás. ¡Bendito sea Dios y para siempre glorificado! » (1) Así terminó la Misión de Aranjuez. El P. Luis Antonio de Sevilla, nos ha conservado algunos datos más de sus entrevistas con la Familia Real. Carlos III (1) El Direl!tor Perfecto. Carta del 18 de mHyo de 1782.
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