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-258 - la suavidad y dulzura de la ley de gracia, la santi– dad y seguridad de la fe , propuesta por la Iglesia etc. Ni una palabra reprendiendo con ardiente celo, sino atrayendo co11 amoro~as expresiones, sin usar de las que reprobó su Excelencia, porque hoy no <1comodar1. Confórmate con la cultura y elevación de tus oyentes, lisonjéalos, que alguna vez dice mi san– to Sales que, con varonil elocuencia, no con blanda adulación, debe el ministro del Señor lisonjear sus auditorios, para captar su benevolencia y hacerles amable la palabra del Seiior y sus órganos. Ya has experimentado los copiosos efectos de lo que te previne; y prevengo ahora que sigas como hasta ahora, que llegará el tiempo en que ocupe el terror y amenaza de los juicios terribles tu lengua y penetre hasta la insensibilidad de los impíos. Con– quista ahora dulce el cora:1.ón de la Real Familia, que algún día necesitarás de su protección, y armado con ella serás irresistible. Cuanto me dices del mo– vimiento de las gentes hasta la Novena es nada para lo que me habrás de decir, (y no me lo detengas) de ella y sus ef<:ctos ,> . (1). (1) El Director Perfecto, Carta del 11 de mayo de 1782.

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