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-244- Misión en la Carolina.- La crudeza del tiempo y la falta de salud del P. Eusebio lo detuvieron en Ubeda hasta el 25 de febrero, en que salieron para La Carolina. Era este el centro de las célebres po– blaciones, que tanto ruido dieron en el siglo XVIII. Thurri egel las había fundado en 17ti7, previa con– sulta favorable de Campomanes. 6.000 alemanes y flamencos católicos se vinieron a poblar los desiertos de Sierra Morena, fundando las nuevas poblaciones. Nombrase superintendente a Olavide, de quien ya hemos hablado, el cual con su volterianismo y su li– bertad en hablar y obrar, hizo de las dichas pobla– ciones una especie de Arcadia volteriana, en la que no había culto , ni cruces, ni asistencia espiritual, si– no escándalos, profanaciones e impiedades. A tal punto llegaron los escándalos, que la Inquisición tu– vo que procesar a Olavide, siendo su proceso, de los más ruidosos de aquel tiempo, el último acto de energía del Santo Tribunal, que en él quiso escar– mentar a los impíos y volterianos. Cuando llegó el Beato, aquél estaba cumpliendo la condena, y tuvo que predicar ¡singular providen– cia del Señor! desde el balcón del palacio del mismo Olavide. Oigámoslo referir al Santo Apóstol: «Mu– cho he sentido no poder haberle escrito a usted en todo este tiempo; mas no he hallado arbitrio para ello. Daré a usted cuenta de mí y después diré algo de lo ocurrido en las Misiones. Ya avisé a usted me hallaba detenido en Ubeda por la falta de salud del P. Eusebio y por lo crudísimo del tiempo. Catorce días fueron los que allí permanecimos, en los que me apliqué un poco a tener de noche con la familia de la casa, que es muy numerosa , un rato de oración men– tal práctica, y dirigir a la síndica, que es joven, y a otra familia, sus tíos, que nos acompañaron des– de Martas. De resultas de ello, principalmente de
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