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-242- ciable de usted del 6 del que acaba con los notables efectos de renovación que le son bien manifiestos. La prisa con que escribo esta no deja lugar para más que decirle algo de lo sucedido desde mi última, que le escribí no sé desde donde. Hice aquí Misión, que duró unos nueve días, en los que se vieron los efec– tos de la moción genera l del pueblo y su comarca con los frutos de muchas conversiones etc., bien que me parece no tan copiosos como en otras partes. » Misión en Baeza- « De aquí pasamos a Baeza, en la que gastamos ocho días, y a la que asistió este Ilmo. Señor (cuya conducta, erud ición, prudencia, prontitud y facilidad en evacuar hasta los más graves negocios me representa al Sr. Benedicto XIV, y cuyo celo pastoral, integridad, amor a la Santa Iglesia y mañosa constanda en sostener su disciplina, junto con su penitente vida que lo hace en la común aceptación de estas gentes un segundo S. Carlos Borromeo.) Ambas Misiones han sido fervorosas, abundantes y dulces, especialmente en los actos de contrición. Mis pecados han impedido que el fruto haya sido más copioso. ¡Dios tenga misericordia de mí! No es posible reducir a la pluma, amadísimo Pa– dre mío, la conmoción y extremos de piedad de es– tas dos ciudades. Cuando pasé por Baeza para esta, salieron al camino más de dos mil criaturas o todo el puebl o; cuando pasé de aquí allá salió con nosotros toda esta ciudad, eclesiá~ticos, religiosos, nobleza, justicia, señoras y todo el vecindario. Siguieron ca– si todos hasta Baeza que dista una legua, unos en coche, otros a caballo, y los más, aún de los señores, a pie, siendo casi inútil la escolta de seis u ocho sol– dados a caballo que nos acompañaban . A la mitad del camino salieron los de Baeza, y en su inmedia– ción fué numerosísimo el concurso de todas clases, la ciudad, los cabildos etc. Me alegraba y confundía

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